Si bien es cierto que contamos con un montón de células y organismos que componen nuestro sistema inmune y que nos protegen contra la acción de agentes dañinos, es importante mantener niveles específicos de cada uno de ellos para garantizar un perfecto estado de salud. Así ocurre con los valores de monocitos en la sangre, pues, a pesar de tratarse de organismos celulares protectores, una cantidad demasiado elevada de ellos podría generar efectos adversos como los que aquí mencionaremos.
Valores normales de monocitos en la sangre
Por lo general, los monocitos corresponden a una proporción de entre el 3% y el 7% del volumen total de leucocitos en el cuerpo, y su recuento normal se ubica entre 100 y 800/μL en el caso de los adultos, y entre 400 y 3.100/μL en el caso de los niños recién nacidos.
Patologías derivadas de los niveles de monocitos altos
La monocitosis o exceso de monocitos en la sangre puede desencadenar en el paciente síntomas como fatiga, cansancio extremo y debilidad, además de infecciones inflamatorias o crisis autoinmunes, como por ejemplo el lupus y la artritis reumatoide. Entre las principales enfermedades que se derivan de esta condición se encuentran la tuberculosis y la sífilis.
Asimismo, un volumen elevado de monocitos puede producir algunos trastornos en la sangre y ciertos tipos de cáncer, como la leucemia y la enfermedad de Hodgkin, los cuales afectan el funcionamiento de la sangre o de la médula ósea, limitando las capacidades que luchan contra las patologías naturales del cuerpo. Ante estas enfermedades, nuestro sistema inmune se ve gravemente afectado, por lo que el paciente corre el riesgo de desarrollar mayores complicaciones, aún a partir de los tipos más leves de infección.
De tal manera, si al realizarnos un hemograma completo presentamos un recuento de monocitos mayor a 950/μL, es recomendable acudir al médico y discutir con él acerca del posible tratamiento que podemos emplear para estabilizar nuestro sistema inmune.